Fue una final angustiante. Argentina y Francia empataron en tiempo reglamentario 3 a 3 y desde los 12 pasos se lució el arquero Emiliano “Dibu” Martínez, un deportista preparado para los momentos claves.
En los últimos 30 minutos, divididos en dos tiempos de 15, los dos equipos convirtieron un gol y “Dibu” Martínez protagonizó una histórica atajada frente a Kolo Muani que privó a los europeos de saltear la definición de penales.
Desde los doce pasos, La Scaloneta encontró una nueva virtud para explotar con jugadores de mucho carácter y mente fría para atravesar un momento donde se decidía quién sería el nuevo campeón del mundo. Es por eso que Martínez, con mucha banca de sus compañeros, intentó disuadir a los contrincantes y cuando llegó el turno de enfrentar a Kolo Muani, el arquero miró al banco de suplentes para constatar si era él.
Con un gesto de señalar al próximo ejecutante, se lee en los labios de Martínez la frase: “¿Quién es?”, seguido a eso, consultó sobre un dato más específico, lo que denota un estudio previo de cada jugador que iba a patear: “¿Es el del pasito?”. Al recibir una respuesta afirmativa, el guardameta del Aston Villa se transformó y con una sonrisa pícara empezó a entretejer su estrategia para sacarlo de foco al jugador de Francia que se acercaba al área.
Después de la pantomima realizada por el arquero, el árbitro polaco Szymon Marciniak decidió amonestarlo por algunos ademanes indebidos, sumado a una charla subida de tono con el juez. A pesar de que Muani convirtió su penal, su compañero Kingsley Coman sufrió el gran momento de Dibu, quien se arrojó sobre un palo y detuvo un remate potente.